viernes, 26 de junio de 2009

EL JABÓN

El jabón (del latín tardío sapo, -ōnis, y este del germánico *saipôn) es un producto que sirve para la higiene personal y para lavar determinados objetos. En nuestros tiempos también es empleado para decorar el cuarto de baño. Se encuentra en pastilla, en polvo o en crema. En sentido estricto, existe una gran diferencia entre lo que es un jabón, un detergente y un champú.
El nacimiento del jabón data desde el inicio de los tiempos. Este artículo de limpieza existe desde hace mucho tiempo. Los sumerios, 3000 años a.C. ya fabricaban el jabón; hervían diversos álcalis juntos y utilizaban su residuo para lavarse. Los antiguos egipcios ya utilizaban un producto jabonoso que consistía en una mezcla de agua, aceite y ceras vegetales o animales, fórmula que fue utilizada también por los griegos y los romanos, estos últimos los cuales conocieron una forma de jabón particularmente a través de los galos. Plinio el Viejo, historiador romano, menciona un ungüento de ceniza de haya y grasa de cabra que los galos utilizaban como untura para el cabello. En las excavaciones de la ciudad de Pompeya se ha descubierto una fábrica de jabón que data de más de 1900 años. Galeno menciona el jabón usado específicamente para el lavado en el siglo II.
En el siglo VII ya se conocía en casi todo el sur de Europa, por estos siglos existía una potente industria en España e Italia y algunos atribuyen a la ciudad italiana Savona ser una de las primeras en elaborar un jabón de aceite de oliva [cita requerida]que también hacían los musulmanes, y que se conoce en España y en todo el mundo como "jabón de Castilla". En la edad Media el jabón era un artículo ya de uso general. En el siglo XV aparece el jabón de Marsella, el precursor de los jabones actuales [cita requerida], preparado con una mezcla de huesos (ricos en potasio) y grasas vegetales. La industria jabonera floreció en las ciudades costeras del Mediterráneo, favorecidas por la abundante presencia del aceite de oliva y la sosa natural. Durante la Segunda Guerra Mundial, los estadounidenses desarrollaron un tipo de jabón que podía utilizarse con agua del mar, pensando en los marines destinados en el Pacífico: así nació el jabón dermatológico, el menos agresivo de todos los jabones.
Fabricando jabón
La obtención de jabón es una de las síntesis químicas más antiguas. Fenicios, griegos y romanos ya usaban un tipo de jabón que obtenía hirviendo sebo de cabra con una pasta formada por cenizas de fuego de leña y agua (potasa).
Un jabón es una mezcla de sales de ácidos grasos de cadenas largas. Puede variar en su composición y en el método de su procesamiento:
Si se hace con aceite de oliva, es jabón de Castilla; se le puede agregar alcohol, para hacerlo transparente; se le pueden añadir perfumes, colorantes, etc.; sin embargo, químicamente, es siempre lo mismo y cumple su función en todos los casos.
A lo largo de los siglos se ha fabricado de forma artesanal, tratando las grasas, en caliente, con disoluciones de hidróxido de sodio o de potasio. Aún, hoy en día, se hace en casa a partir del aceite que sobra cuando se fríen los alimentos.
Si quieres hacer una pequeña cantidad de jabón sólo necesitas aceite usado, agua y sosa cáustica (hidróxido de sodio), producto que puede comprarse en las droguerías.
Nos daña el jabón en la piel
La piel, abrigo natural del cuerpo, actúa como barrera protectora frente al medio ambiente, regula la temperatura corporal y se encarga de recibir estímulos externos. Para que siga cumpliendo con estas funciones y se conserve radiante es indispensable mantenerla limpia, ya que cuando su superficie se ensucia —además de tener efecto antiestético— facilita el desarrollo de microorganismos que pueden ocasionar infecciones, como acné, caspa o seborrea.Por ello, prácticamente en todos los hogares se utiliza la barra, pastilla y jabón líquido, producto cosmético que debe cumplir con las siguientes características:
Limpiar sin dañar la piel.
No deshacerse al entrar en contacto con el agua.
No perder ni modificar su aroma.
Cabe destacar que las industrias farmacéutica y cosmética desarrollan los jabones mediante proceso químico llamado saponificación, que consiste en combinar ácidos grasos naturales con una sustancia alcalina (por ejemplo, sosa o potasa); a la mezcla resultante se le pueden adicionar fragancias, humectantes, antibacteriales, antisépticos, exfoliantes y sales astringentes.
Limpieza que embellece La función básica del jabón es limpiar la piel removiendo partículas de mugre, bacterias, células muertas, sudor y grasa, lo que se logra debido a que la formulación de dicho producto incluye “agentes tensó activos”, los cuales permiten que la suciedad (que no suele ser soluble al agua) se disuelva y desprenda de la epidermis sin ocasionarle daño alguno.
Lejos de lo pueda pensarse, el mecanismo de acción de los jabones no daña la capa hidrolipídica (compuesta de agua y grasa) de la piel, ya que contienen emolientes, vitaminas y su nivel de acidez (pH, abreviatura del término latino “potentita hydrogenii”, que significa potencial de hidrógeno, el cual se utiliza como medida para conocer el nivel ácido o alcalino de cualquier elemento que contenga agua) es neutro. A continuación se describen las presentaciones en las que es posible encontrar el producto:Barras. Tienen como ventaja su fácil manipulación, eficiencia y costo, pero es necesario colocarlos en jaboneras que permitan el escurrimiento del agua para que permanezcan secas y libres de bacterias y hongos.
Líquidos. Se presentan en prácticos envases de plástico provistos de tapa dosificadora que facilita su uso e impide el desperdicio.
Medicados. Contienen ingredientes antibacterianos o antisépticos, los cuales alivian y previenen infecciones cutáneas (acné, caspa y seborrea, por ejemplo).
Astringentes. Su fórmula incluye sustancias que eliminan el exceso de grasa y mantienen al cutis sin brillo.
Humectantes. Poseen elementos que permiten que la piel mantenga su nivel de humedad adecuado.
Neutros. Se distinguen por proporcionar alta protección a las pieles delicadas e infantiles.
Exfoliantes. Contienen diminutos gránulos que eliminan suciedad y células muertas.
Perfumados. Aunque la mayoría de los jabones tiene fragancia, los que se ubican en esta categoría son aquellos que se incluyen en las líneas de baño con el fin de mantener la armonía entre fragancia, crema y desodorante.
Infantiles. De formulación neutra o suave, se ofrecen en figuras y colores que atraen la atención de los niños.
A través del tiempoAunque en textos como el Antiguo Testamento ya se habla de artículos para la higiene personal, los primeros informes sobre los jabones se remontan al siglo I antes de nuestra era, en Roma. Esta historia no está exenta de especulaciones, ya que hay quienes sostienen que el producto en cuestión se descubrió accidentalmente en Roma debido a que en el llamado Monte Sapo se efectuaban sacrificios animales y, desde ahí, las lluvias arrastraban grasa y ceniza hasta los bordes de un río, donde las lavanderas observaron que su ropa quedaba más limpia al frotarla con dicha mezcla. Otras versiones apuntan que fue creación de tribus germanas, pues en época del emperador romano César hervían sebo de cabra con cenizas de leña para obtener limpiadores.
Lo cierto es que en el año 79 antes de nuestra era aparece la primera descripción sobre dichos productos a cargo del historiador romano Plinio el Mayor, quien escribió sobre los diversos tipos de jabones con colorantes que utilizaban las mujeres para limpiar y teñir su cabello, cuyo uso se reservaba a las clases acomodadas.
La producción de jabón con sebo animal y ceniza fue común en Italia y España durante el siglo VIII, pero con el tiempo este producto se refinó; tuvieron que pasar 500 años para que en Francia se desarrollara un método para fabricar este agente limpiador con aceite de oliva en vez de grasa animal, por lo que tras distintos experimentos los franceses lograron la producción de nuevos limpiadores.
La fabricación de jabones sufrió toda una transformación en el siglo XIX, pues el químico francés Nicolás Le Blanc inventó el proceso para convertir sal común en sosa, material con idénticas propiedades que las cenizas vegetales; posteriormente, la técnica fue perfeccionada por el químico belga Ernest Solvay, quien redujo el costo de la sosa y mejoró su calidad.
Con el paso del tiempo, la elaboración de estos agentes de limpieza ha mejorado gracias al manejo de nuevas sales alcalinas, empleo de distintas grasas y adición de compuestos enriquecedores; de esta manera, en la actualidad tenemos a nuestro alcance diferentes jabones con múltiples usos, tipos, formas y colores.
Los jabones y sus propiedades: un jabón para cada piel
El jabón, ese producto que nos acompaña todos los días en el cuidado de nuestra piel, higienizándola y cuidando de mejorar su apariencia, ha ido tomando a lo largo de la historia diferentes formatos y variedades, una vez que se ha conocido cómo actúa sobre los distintos tipos de piel y -sobre todo- que en algunos casos puede producir irritaciones.
Informarse sobre la acción de los jabones permite desmitificar ciertas creencias, que en algunos casos son impuestas por la moda o por la necesidad de venta de un producto. Lo que realmente interesa es que cumplan con sus funciones primordiales, de limpiar la superficie cutánea, barriendo con las células muertas y los agentes externos que permanezcan en su superficie.
La mayoría de los jabones se hacen con sebos de grasa animal, ya que tienen una mayor duración y su precio es muy accesible. Sin embargo, presentan la desventaja de secar la piel y en ocasiones producir irritaciones y molestias en la piel
Para que no se produzcan estos inconvenientes lo importante es que el jabón no sea muy alcalino, ni muy desengrasante, ni demasiado aromatizado (ya que puede ser nocivo para las personas con alergias), o que tenga agregados para reducir la sequedad de la piel.
La ventaja en este caso la brindan los jabones neutros, que tienen un pH similar al de la piel (entre 5 y 7). Si bien es cierto que existen distintos tipos de pieles y que en algunas hay una mayor sequedad y otras una mayor gratitud y que para cada una de ellas el efecto recomendado es distinto, en el caso de los jabones neutros se minimiza la sobre exposición a estos efectos, y sobre todo el exceso de aroma, color, consistencia o espuma que dejan de lado la importancia primordial de sus propiedades terapéuticas en la acción diaria.
De todas formas, se han diversificado los estilos de jabones según la característica propia de cada piel y las necesidades que requiere. Sin embargo, sus diferentes tamaños o estilos no implican que unos sean más higiénicos que otros. El jabón está hecho a base de componentes como el potasio y el sodio que permiten estimular su efecto.
Y debemos tener en cuenta que hay ciertas creencias sobre los jabones que hay que desmitificar, pues son más bien impuestas por la moda que un requerimiento higiénico:
Que un jabón sea más espumoso no quiere decir que sea más efectivo.
No se necesita utilizar un jabón especial para el cuidado íntimo, aunque es preferible utilizar jabones neutros de calidad para estas zonas tan sensibles
Hay distintos tipos de jabones:
Los jabones comunes: sólidos y espumosos, hechos por lo general con sebo grasoso y sodio o potasio. Se indican para todo tipo de pieles y en algunos casos pueden usarse para lavar el cabello
Los jabones humectantes: suelen tener aceites vegetales, otros poseen cremas humectantes en su composición, o grasas enriquecidos con aceite de oliva, avellana y otros. Los hay también de glicerina. Son útiles para las pieles secas o dañadas por el uso de detergentes.
Los jabones suaves: tienen en su composición aguas termales y son recomendados para las pieles sensibles.
Los jabones líquidos: que se presentan como una loción de limpieza. Su poder efectivo varía y no todos tienen la misma eficacia.
Los jabones dermatológicos: contienen agentes de limpiezas sintéticas muy suaves, a los que se añaden vegetales que contribuyen a cerrar los poros, aliviando las irritaciones y frenando la aparición de acné o puntos negros. Con estos jabones la piel no se descama. Son recomendados para pieles que arrastran inconvenientes, ya sea de modo permanente o estacional, o ante apariciones puntuales de irritaciones.
Los jabones de glicerina: son neutros, no suelen humectar la piel, al contrario, en algunas ocasiones tienden a resecarlas y se recomiendan para las pieles grasas. Por lo general, la glicerina tiene un efecto más duradero que los jabones comunes.
Los jabones terapéuticos: son recetados por los médicos, algunos se recomiendan para soriasis, para micosis cutáneas y otros para limpieza profunda de cutis.
Por último se encuentran los jabones utilizados por la mayoría que son aquellos aromáticos a los que se les agrega esencias florales o frutales, no recomendables para pieles sensibles o las personas alérgicas. También tienen un efecto relajante en algunos casos, según la esencia floral que contengan.
Por que el jabón es un tensoactivo por lo tanto baja la tensión superficial y permite que el aire se mezcle (emulsione) con el líquido formando la espuma.
Tradicionalmente es un material sólido, lo que hace un contraste entre ellos aunque también es habitual verlo en forma líquida o en polvo. En realidad la forma sólida es el compuesto "seco" o sin el agua que está involucrada durante la reacción mediante la cual se obtiene el jabón, y la forma líquida es el jabón "disuelto" en agua, en este caso su consistencia puede ser muy viscosa o muy fluida. El jabón esta hecho con las grasas de distintos animales.
Mientras el cuerpo de la molécula de jabón se "pega" a la suciedad, la cabeza sigue unida al agua. De esta forma logramos que la partícula de suciedad pase de la superficie al agua, gracias a la grasa del jabón.
¿Sabías que...La introducción de la sosa sintética en el mercado hizo que en 1800 el precio del jabón se redujese hasta mínimos históricos, lo que condujo a una producción en masa de pastillas de jabón repercutiendo en una mejora sustancial de la higiene y, por tanto, de salud.Nota: Jabón = Pasta que resulta de la combinación de un álcali con los ácidos del aceite u otro cuerpo graso (RAE)

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